jueves, 5 de marzo de 2015

Taquillón rococó

Cuando Alfonso y yo paseamos a nuestros canes por la noche, caminamos por diferentes calles de Poble Nou. Casi siempre nos alejamos bastante de casa. Roque y Rita son incansables y los paseos nunca son cortos. Es el momento de hablar de lo que pasó durante el día, del rollo que representa trabajar, de criticar al jefe y de culminar la conversación con -los que son buenos son los perritos¡¡¡
Entre palabras y palabras los ojos de los dos se han acostumbrado a mirar entre los contenedores, muebles abandonados.Y tengo que decir que para todo hay una primera vez. Una vez que recoges el primero de la basura, el resto ya vienen solos.
En casa tenemos una buena colección. Las dos sillas de teca del patio. Se chuparon un bote enorme de aceite cuando las restauré. Todavía no entiendo quien las tiró a la basura. El taburete de tres patas setentero donde tengo mi recopilación de macetas de interior.
Una de nuestras últimas adquisiciones...



No estábamos cerca de casa, pero no lo pensamos dos veces y Alfonso lo cargó. Una señora incluso nos preguntó si era recogido y por un momento pensé que nos lo quitaba de las manos.

Lo he tenido varios meses en barbecho. La faltaba el sobre. Tenía claro que tenía que ser una madera forrado de telas...pero cuales?

Sotillos pronto me hizo la madera, dispuesto cómo siempre.

Hubo un intento de tela que compré en los encantes, pero cuando la tenía cortada no me gustó...me recordaba a la tabla de planchar.

Al final el amigo Ikea, inspiró a mi musa que me vino a echar una manita.

Compré varias telas y cuando llegué a casa al final hice una combinación extraña donde las haya.


Topos, rayas y cuadros? Pues psssí¡¡¡

El resultado de mi taquillón rococó que ocupará un trocito de hogar os lo dejo aquí, para la posteridad¡¡¡¡