Cada vez cuesta más ponerse a coser. Falta de tiempo? Tal vez falta de ganas? Llegas a casa y el coco a modo de encefalograma plano te impide hacer aquello que a uno tanto le gusta.
Pero hay que seguir intentándolo, aunque sea con labores modestas.
Tengo una bolsa ecológica que me regalaron y que llevo siempre en el bolso. Está en su límite de uso y disfrute, con lo cual el otro día pensé, que era hora de hacer una para una posible sustitución.
Con una telilla impremeable, un botón de aquí y una cinta de allá, he aquí el resultado.
Un bolsa humilde pero de gran utilidad para mis excursiones al super.